HOLA! AQUÍ ESTÁ EL CAPÍTULO 1 DE LA HISTORIA "CANTO DE SINSAJO" ESPERO QUE LES GUSTE!
Mi vida siempre había
sido caótica: siendo huérfana, vivía sola entre el bosque sólo con mi fuerza y
la herencia de mis padres; ser profesional. Esta es una historia que nunca he
contado, así que empezaré lo más simple posible.
Un día decidí que era
hora de conocer ese país llamado Panem, el cual mis padres siempre trataron de
evitar toda su vida. Escuché que se habían liberado del poder tiránico del
Capitolio, así que ahora es seguro. Era un día lluvioso, uno de esos días fríos
y que las gotas de lluvia eran gotas gruesas y frías. Me pongo una chamarra,
unos pantalones de mezclilla y me pongo mi mochila, en la que pongo veinte
cerbatanas, quince cuchillos, una espada y un arco con un carcaj con cincuenta
flechas. Siempre me preparaba así para salir, no era nada nuevo. Salgo de mi
casa, que es una cabaña de madera que está pintada de azul. Decido caminar por
alguna de las flechas que me dijo mi padre, un día antes de morir, que si algún
día era necesario ir a algún distrito, las siguiera. Lo dudo mucho, pero me
encamino hacia la que dice “Distrito doce: Minería”.
Llevo caminando
alrededor de una hora y me encuentro con un muto, uno de esos de los cuales, si
huyes, te enfrentas a una muerte segura.
Estoy enfrente de el
muto y sé que moriré. Mi última idea es
correr, correr hasta que no pueda más. Lo decido y empiezo a correr y sé que me
persigue, ya que en unos minutos me rasguña por la espalda. Sangro, sin duda,
pero decido que será mejor un rasguño a morir. Sigo corriendo hasta que
desaparece. Tengo dos opciones: se fue por que vió otra cosa o se escondió y
saldrá por mí. Lo mejor será que siga, aunque sé que es más probable que muera
a que llegue a algún distrito.
Sigo corriendo, hasta
que me canso y siento que mis fuerzas se me debilitan. Ahora camino más lento
por que siento que, si camino más rápido, caeré y no me podré levantar. Llego
hasta algo que parece un pueblo, que sólo tiene doce casas.
Camino y noto que un
niño que tiene alrededor de cinco años se asoma y me observa. Dejo de correr y
lo veo un rato, hasta que veo que me estoy quedando sin fuerzas. Alguien se le
une, alguien que se le parece demasiado, sólo que es más grande. Cansada y sin
nada más que hacer, me desmayo.